Un aspecto positivo para la penetración del gas natural y el gas renovable en la movilidad es que la regulación que establece la reducción de emisiones de CO2 para el transporte pesado determina que, a partir de 2025, al menos el 2% de la flota vendida por cada fabricante deberá corresponder a vehículos de cero y bajas emisiones, como es el caso de los vehículos pesados de gas natural.

Por otra parte, la Directiva de vehículos limpios -en trámite de negociación por la Unión Europea- establece que al menos una cuarta parte de los nuevos autobuses adquiridos por las autoridades locales de Europa tendrán que ser propulsados por energías limpias como el gas natural y renovable en 2025 y al menos un tercio en 2030. En concreto, las flotas de autobuses limpios oscilarán entre el 24% y el 45% para 2025 y entre el 33% y el 66% para 2030.

Esta regulación se aplicará a una gama de servicios más amplia que la prevista inicialmente, incluidos los servicios de transporte público por carretera, los servicios especiales para pasajeros, la recogida de residuos y los servicios de envío postal y de paquetería.

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